UNA ACTITUD LIBERAL
UNA ACTITUD LIBERAL
Diario ABC, 13 de Abril de 1985Leíamos recientemente unas cartas escritas a J. López Prudencio; estas misivas, en su inmensa mayoría, se las dirigieron en la época en que ejercía la critica literaria en ABC. Era este señor un distinguido escritor extremeño, dotado de exquisita sensibilidad literaria y de un profundo sentido critico; durante años, en paciente y tensa lectura, pasó su perspicua mirada por las páginas que la actualidad editorial ofrecía al mundo de las ideas. Hasta su apartado rincón llegaban libros y más libros; casi siempre obras remitidas desde la Redacción del periódico en solicitud de su autorizada opinión, y otras veces dedicadas con líneas autógrafas, enviadas por los propios interesados. En uno y otro caso, la independencia de criterio, el rigor intelectual y el juicio ponderado de López Prudencio, ofrecían a los lectores el fruto de unos trabajos que sentaban cátedra de honestidad en el ejercicio, no tan fácil, del análisis de la producción escrita. Entre esas dedicatorias, aparecen las de Azorín, Pío Baroja, Antonio Machado, Miguel de Unamuno, pues lo más granado de los literatos españoles e hispanoamericanos anhelaban leer en tan descollante tribuna periodística eI parecer de López Prudencio.
Entre los volúmenes que el correo dejó un día sobre la mesa del escritor, figuraba uno titulado Mujeres de España, debido a una pluma femenina; las mujeres más "progres" habían iniciado en el primer tercio del siglo XX, en la política y en la literatura, ese despegue que años después produciría una verdadera eclosión de beldades en tareas que antes ocupaban excepcionalmente su actividad. Se hallaba el nombre de la autora de dicho libro - Margarita Nelken- rodeado de ciertas connotaciones de exaltación feminista y de una clara ideología de izquierda; no sabemos qué conducto seguiría el mismo para llegar a las manos del critico oficial de ABC, pero es lo cierto que las páginas escritas por Margarita Nelken ocuparon su atención y la glosa fue publicada en la sección que él epigrafiaba habitualmente "Notas al lector".
En texto agudo, sutil, de prosa ágil y elegante, daba cuenta de la novedad cultural, y la escritora, con íntima, emocionada complacencia, al leerlo, escribió al autor de la disección crítica una carta en la que, entre otras cosas, le confesaba: «Le diré, pues, simplemente, la verdad: que un artículo de ABC ha sido la mejor recompensa a que yo podía aspirar con mi trabajo y que sólo por ella, valía para mí la pena de haber escrito un libro en el cual he puesto todo mi esfuerzo.»
"Y ¿no se ve ahí, lector, en esa espontánea confesión, paladinamente reconocida una doble liberalidad, que sólo los fuertes y honestos son capaces de ofrecer?