ESPEJO LITERARIO DE EXTREMADURA
EDICIÓN: Institución Cultural Pedro de Valencia, de la Excma. Diputación Provincial de Badajoz.
COLECCIÓN : Rodríguez Moñino.
BADAJOZ, 1991
NOTA PRELIMINAR
La Comunidad Autonómica de Extremadura es una realidad actual consensuada, esto es, nace de la convención de unos representantes políticos democráticamente elegidos. Sus acuerdos fundacionales, legitimados y respaldados por la voluntad popular, constituyen ese cuerpo jurídico básico que es el Estatuto de Autonomía.
Desde este punto de vista, Extremadura, en tanto que ente político y realidad social, no necesita una correlativa expresión tangible, no precisa -aunque obviamente lo posea- ningún determinante geográfico, étnico, lingüístico, económico o histórico, pues el ordenamiento jurídico que le da su ser, es por esencia un discurso normativo, no asertórico o descriptivo. Por lo tanto, las leyes que lo integran no exigen una validez empírica ni, en rigor, pueden calificarse de verdaderas o falsas, sino de justas o injustas, acertadas o improcedentes y desde la óptica democrática, máxime teniendo en cuenta la moderna configuración española, esta consagración de Extremadura como fórmula de autogobierno ha de ser considerada justa y procedente, puesto que es la expresión de la voluntad del pueblo, que en tal forma se ha pronunciado a través de los representantes parlamentarios.
Cierto es que el Estatuto de Autonomía nació con una lógica y singular vocación proyectiva y prospectiva: como un reto al futuro. (1) Pero esta relativa carencia de bases históricas, esta carencia de precedentes políticos, nos significan obstáculo alguno para su viabilidad. Ortega Gasset, que entendió bien el carácter plebiscitario y desiderativo de todo proceso de constitución nacional (o regional, en este caso), afirmó que "la nación antes de ser un pasado común, tuvo que crear esta. comunidad, antes que crearla tuvo que soñarla, que quererla, que proyectarla."(2)
No obstante, pese al carácter eminentemente innovador y proyectivo del fenómeno regional extremeño, nadie que investigue atentamente en el pretérito puede negar cierta raigambre histórica. Su lento proceso de constitución y definición se atisba y dilata desde varios siglo atrás; el sentimiento regional no es por naturaleza fruto de un día. Existió ya en la pasada centuria la aspiración al reconocimiento de Extremadura como entidad diferenciada, e incluso el deseo de autogobiemo prendió en círculos no tan minoritarios como pudiera creerse(3).
Por eso la idea de recuperar y definir tales señas de identidad histórica como pueblo antiguo, como pueblo viejo, se está llevando a cabo desde diversas instancias alentada y propiciada por las instituciones políticas y culturales de la región. Con el presente trabajo se pretende contribuir, aunque sólo sea en un ápice, a ese esfuerzo colectivo añadiendo una perspectiva más al conocimiento de la realidad extremeña: la visión que de ella tienen o han tenido los observadores ajenos, los observadores foráneos, tomando a tal fin aquellos textos de autores que han situado sus creaciones literarias en su territorio, o han recogido -a veces con leves pinceladas- las contingencias, las acciones y el espíritu de sus gentes; la mirada valorativa de los escritores viajeros, el juicio de nuestros huéspedes, ya sean apologistas o detractores, tanto nacionales como extranjeros.
Nadie regateará valor al tópico hegeliano , según el cual el reconocimiento de nuestra identidad, de nuestra personalidad individual o colectiva por los contempladores extraños, es factor importante, si no fundamental, en el proceso de autoconciencia. En tal sentido, el propósito de las presentes páginas es contribuir a ello, asomándonos al espejo de la literatura, ese espejo que Stendhal hace pasar a lo largo del camino de la vida. El reflejo obtenido no será siempre fiel; hay espejos imperfectos que achatan o distorsionan. Y no se olvide que a consecuencia de ello, estos descabellados espejos, si son literarios, suelen añadir a la imagen adherencias dictadas por la mentalidad de cada época y la opinión subjetiva del autor, aun cuando a todo aquel que sea perspicaz le cabe la posibilidad de pasar el paño purificador de su buen juicio crítico, obteniendo así una representación lo más cercana posible a la realidad.
(1) Extremadura y su estatuto. Un reto al futuro. Junta de Extremadura. Cáceres, 1983
(2) Ortega y Gasset, José. La rebelión de las Masas. Madrid, Revista de Occidente. Obras Completas, 1957 (4.1 Ed.), Tomo IV, pág. 267.
(3) Bastaría acudir al repertorio hemerográfico de nuestra tierra, entre cuyas cabeceras de periódicos y revistas de la pasada centuria pueden seleccionarse más de una veintena de títulos demostrativos de un claro sentimiento extremeñista, algunos de ellos, como La Federación Extremeña, El Autonomista Extremeño, La Bandera Regional, y El Cantón Extremeño, aglutinaron en tomo a sus redacciones tendencias políticas que en algún modo coinciden con el actual estado de cosas. El Fénix, El Pabellón, El Progreso, El Fomento y tantos otros, apostillados con adjetivos étnicos y nacionalistas, cuyos anhelos asumen, no han lugar a dudas, como tampoco la ofrecen, por ejemplo, los titulados Extremadura y Región Extremeña.
ÍNDICE
CAPÍTULO I. PRELIMINAR
CAPÍTULO II. ESENCIA Y PRESENCIA
CAPÍTULO III. EN LA LENGUA DEL LACIO
CAPÍTULO IV. LOS ÁRABES, FANTÁSTICOS y SENSUALES 37 '
CAPÍTULO V. EN ROMÁN PALADlNO
CAPÍTULO VI. ROMANCES Y CANCIONEROS
CAPÍTULO VII. POEMAS DE EXALTACIÓN HEROICA
CAPÍTULO VIII. DON LUIS DE GÓNGORA y ARGOTE
CAPÍTULO IX. GUADALUPE HERMOSO
CAPÍTULO X. GARCILASO, SOLO
CAPÍTULO XI. EXTREMADURA EN TRES GRANDES: Cervantes, Lope, Calderón
CAPÍTULO XII. DOS AUTORES MÁS CON EL SEÑUELO DE LA SERRANA DE LA VERA: Vélez de Guevara y José de Valdivielso 221
CAPÍTULO XlII. LA NOVELA PICARESCA